¡He reprendido a mi
alma siete veces!
¡He reprendido a mi
alma siete veces!
La primera vez: cuando intenté enaltecerme a expensas de los débiles.
La segunda vez: cuando alardeé de mis extremidades ante los tullidos.
La tercera vez: cuando, ante la opción, elegí lo fácil antes que lo difícil.
La cuarta vez: cuando cometí un error, y me consolé con los errores de los demás.
La quinta vez: cuando fui dócil porque tenía miedo y luego fui feroz ante la paciencia.
La sexta vez: cuando levanté mis vestiduras para evitar el lodo de la Vida:
La séptima vez: cuando elevé cánticos a Dios y me consideré virtuoso.
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